pensaba que eras lo más sucio
y lo más puro
que podía presentarse ante mis ojos
eras la luz
y la oscuridad
los ángeles abrazando mantas blancas
y las ratas escondiéndose en los charcos
te veía ver
con el cejo despiadado
y verme
con el alma
entre las manos
son esas flechas
que empujan con fuerza
hacia lados contrarios
y se atraen
se mastican
saborean los brotes
y derrapan
con las manos poderosas
para detener los más de mil relojes
y los sueños frágiles
para desbarrancarlos
y no hay nada
más que
palabras vanas
para intentar decir algo
que no es más
que
un desconcierto.
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